El queso es un alimento delicioso que se puede encontrar en una gran variedad de sabores y formas. Sin embargo, el queso también es un alimento muy delicado y puede ser muy difícil de conservar. Si no se conserva correctamente, el queso puede desarrollar moho, bacteria y otros microorganismos que hacen que el queso sepa y huela mal. Afortunadamente, hay una serie de pasos que se pueden seguir para conservar el queso y mantenerlo fresco.

Cómo conservar el queso

Aquí os damos una serie de consejos para que puedas conservar el queso sin que se eche a perder.

Queso fresco

El primer paso para conservar el queso es comprarlo fresco. El queso fresco tiene un sabor más fuerte y una textura más firme. También es menos propenso a desarrollar microorganismos. Si no se puede comprar queso fresco, se debe comprar queso que haya sido refrigerado inmediatamente después de ser producido.

Almacenar en lugar fresco y seco

Una vez que se tiene el queso, se debe almacenar en un lugar fresco y seco. La nevera es el mejor lugar para almacenar el queso, ya que mantiene el queso fresco y le impide desarrollar microorganismos. Si no se dispone de una nevera, se puede almacenar el queso en un lugar fresco y oscuro, como una despensa. Sin embargo, el queso debe envolverse cuidadosamente para evitar que se seque.

Envolver el queso

El queso también debe envolverse para evitar que absorba olores del resto de los alimentos. El queso debe envolverse en papel de aluminio o en un paño de algodón. Se debe evitar el uso de papel de periódico o de plástico, ya que estos materiales pueden transferir olores al queso.

Colocarlo en la parte más fría de la nevera

Una vez que el queso está envasado, se debe almacenar en la parte más fría de la nevera. El queso se debe consumir en el plazo de una a dos semanas después de haber sido comprado. Si el queso se va a consumir más tarde, se debe congelar. El queso congelado debe descongelarse lentamente y en el refrigerador. El queso descongelado debe consumirse en el plazo de una semana.